miércoles, 14 de enero de 2015

La guerra del petróleo barato está por terminar






  PARA MANTENER EL DERROCHE DE LUJO, DE MÁS DE OCHO MIL SUJETOS DE LA CASA REAL, MUY DIFICIL, CONTENTARSE CON UN PRECIO DEL PETRÓLEO TAN BAJO, COMO ESTA AHORA...
Arabia Saudita ha terminado por patear el tablero del juego estadounidense al hacer público el cálculo del presupuesto del reino para el 2015 en 80 dólares el barril.
Ahogada por las críticas que surgen del mundo petrolero, la pugna por la sucesión al trono, las amenazas de grupos yihadistas y por una posible crisis económica, Arabia Saudita ha terminado por patear el tablero del juego estadounidense al hacer público el cálculo del presupuesto del reino para el 2015 en 80$ el barril de petróleo [1], noticia que ha sido interpretada por muchos como un terremoto que pronto tendrá sus réplicas en los mercados petroleros internacionales y en el tablero geopolítico mundial. Recordemos que Arabia Saudita es el principal productor de petróleo de la OPEP, con un volumen promedio del año alrededor 9,7 millones de barriles, que representa el 30% del total de producción esa organización [2]. En noviembre de 2014 se opuso la propuesta de recortes de producción de petróleo llevada por la mayoría de los países miembros de la OPEP [3]. 
La estrategia de EEUU y sus aliados en Europa de abaratar los precios del petróleo se proponía no solo un pequeño respiro para las quebradas economías de los centros capitalistas occidentales (la revalorización del dólar y el euro, tal como lo reconoció el FMI, que se traducía en un ahorro significativo en divisas estadounidense por cada barril de crudo consumido para las países consumidores), sino, fundamentalmente, asestar un duro golpe a las economías de países productores que son considerados “enemigos de la OTAN”, entre ellos Rusia, Venezuela e Irán. Sin embargo, esta estrategia terminó por afectar no solo a las transnacionales petroleras occidentales cuyos dividendos se vinieron abajo, y en especial a la fraudulenta industria del "fracking" (fractura hidráulica de la roca para la extracción de petróleo y gas) que necesita un precio del barril más elevado para ser rentables, al tener mayores costes de exploración y producción. Pero también se está viendo afectado el mayor socio y cómplice de este plan estadounidense en el Medio Oriente: la petro-monarquia saudita. 
En días pasados, el Ministerio de Finanzas saudita había informado que, tomando en cuenta los precios actuales del barril de petróleo, el reino experimentaría un déficit de 39 mil millones de dólares en el 2015, lo que obligaría a las autoridades de ese país a cubrir el déficit recortando gastos públicos, salarios, y pensiones que representaría un 50% del total de los gastos presupuestados [4]. Las autoridades sauditas son conscientes que tales medidas podrían irritar aún más a los jóvenes saudíes que en las condiciones actuales enfrentan dificultades para cubrir los altos costos de vida en ese país, pudiendo incluso desencadenar una primavera árabe en el reino.   
Vale destacar que en los últimos 20 años la población de Arabia Saudita ha crecido de forma exponencial, superando hoy la cifra de 29 millones, con una tasa de crecimiento poblacional calculada en 2.7% hijos por mujer (una de las más altas del mundo) según fuentes del Banco Mundial en 2012. A pesar de su riqueza petrolera, los niveles de pobreza, miseria, desempleo y corrupción son de los más altos del mundo. En las calles de Riad y de otras ciudades abundan los mendigos (tanto hombres, como mujeres y niños), mientras la población chiita que representa un 10% de los saudíes es la más marginada y discriminada. Esto prefigura una bomba de tiempo que podría estallar en cualquier momento.
Por otra parte, se conoce que la familia real saudita cuenta con más de 8 mil príncipes (la mayoría de ellos no trabaja), que obtienen importantísimos sueldos, lo suficientemente altos como para mantener sus palacios en la Costa Azul, yates en Marbella, y apartamentos de lujo en Nueva York. La Casa Real percibe el 0,3 % del presupuesto nacional [que es de 236 mil millones de dólares], cuyos ingresos por la exportación de petróleo reportan unos 350 mil millones de dólares al año. La revista Forbes reseñó en 2008 que el rey Abdallah ocupa el tercer puesto en la lista de las personas más ricas del mundo, con un patrimonio de US$ 21 mil millones [5]. 
Un país al borde de una crisis económica, una familia real muy grande y corrompida que todos los días es cuestionada por un pueblo que se siente burlado y empobrecido -a pesar de los inmensos recursos que cuenta su país-, podría ser objeto de una nueva “primavera Árabe”. Esto lo entiende muy bien EEUU.
Con la noticia del nuevo presupuesto 2015 de Arabia Saudita, -país que hasta hace poco había asegurado que "no reducirá su producción de petróleo, aun si los precios llegan a bajar hasta los 20 dólares por barril [6]" es de esperar un cambio de estrategia de Arabia Saudita en el corto plazo; la más lógica es que reconsidere las propuestas de algunos de sus homólogos en la OPEP de recortar la producción para de ésta manera impulsar el precio del barril. 
La guerra del petróleo barato está por terminar porque Arabia Saudita no podría resistir los embates de una posible crisis económica, a pesar de contar con un gigantesco colchón de reservas internacionales en divisas calculadas en alrededor de 750 mil millones de dólares que le permite maniobrar por algún tiempo; también, porque las petroleras trasnacionales occidentales y sus empresas de “fracking” no están dispuestas a seguir viendo afectadas sus ganancias, recortar gastos o realizar fusiones mayores de empresas quebradas obligadas por los bajos precios del crudo [7]. 
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Fuentes:
[3] ¿Por qué Arabia Saudita se opone a los recortes de la OPEP? http://www.aporrea.org/internacionales/a198988.html
[7] La caída de los precios del crudo invita a fusiones http://www.expansion.com/2014/12/09/mercados/1418157837.html
Fuente: La Haine
 

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