La
jornada electoral en Honduras supuso un capítulo más de manual, de
siglo XXI, en América latina. Todo comenzó con la apertura oficial del
Tribunal Supremo Electoral (TSE), y a partir de ese instante, los hechos
y actores se iban sucediendo, con máxima precisión en una suerte de
crónica de una muerte -electoral- anunciada. El relato en secuencias, a
modo de película de Costa Gavras, fue como sigue:
Toma 1:
se abre el telón, y emerge en escena la embajadora de Estados Unidos en
Honduras, Lisa Kubiske, una hora y veinte minutos después del inicio de
la jornada, declarando: “no tengan miedo de utilizar el poder del
sufragio… ustedes deben preguntarse qué clase de país quieren construir
los hondureños”.
Toma 2:
a punto del cierre de los colegios electorales, reaparece la
hiperactiva embajadora estadounidense, esta vez en calidad de
observadora, destacando que el ambiente en el que se tiene lugar la
jornada electoral es cívico y de tranquilidad.
Toma 3:
finaliza horario de votar, y el TSE exige literalmente “silencio
electoral”, o lo que es lo mismo, solicita que nadie aporte ningún dato
sobre encuestas a pie de urna.
Toma 4:
momento new age para que las redes sociales comiencen a actuar. Éstas
echan a rodar el rumor que proclama presidente al candidato conservador
del Partido Nacional, Juan Orlando Hernández, y dan como derrotada a la
progresista Xiomara Castro, candidata por el partido LIBRE (Libertad y
Refundación) y esposa de Manuel Zelaya, ex presidente constitucional
derrocado durante el violento golpe de Estado de 2009.
Toma 5:
el TSE confirma que aún no disponen de datos oficiales pero levantar la
veda para que los medios puedan publicar sus encuestas a boca de urna.
Toma 6:
se desata la ofensiva mediática, y la prensa hegemónica (La Prensa, La
Tribuna y El Heraldo) confirma sin rigor que gana el candidato
conservador. Solamente RadioGlobo afirma que Xiomara Castro es ganadora
de las elecciones.
Toma 7:
primera declaración justamente de la candidata progresista: “según
nuestros datos, hemos ganado las elecciones”. Esta precipitación
–equivocada- tiene como objetivo responder a dicho poder mediático que
instala con cada vez más fuerza que Juan Orlando Hernández ya es
presidente de Honduras.
Toma 8:
frente a este inconveniente, y ciertamente nervioso, el TSE adelanta su
horario previsto -en una hora- y otorga los primeros datos oficiales:
con el 24% de los votos escrutados, el candidato conservador gana por
casi 7 puntos porcentuales (muy contario a todo lo que pronosticaban las
mayorías de las encuestas).
Toma 9:
entra en acción el candidato conservador a Designado Presidencial
(similar a un vicepresidente) por el Partido Nacional, mostrándose como
ganador y presumiendo de la primera felicitación (¡con sólo el 24%
escrutado!) del presidente panameño Martinelli.
Toma 10:
no podía faltar el omnipresente asesor de Capriles y Santos, J.J.Rendón
quien ya anuncia vía twitter su felicidad por la victoria de su
asesorado, Juan Orlando Hernández del Partido Nacional.
Toma 11: continúa el
reguero de felicitaciones. En plena transmisión en directo, en el
momento del primer festejo público, el candidato Juan Orlando Hernández
interrumpe su alocución porque se es sorprendido -en vivo- por la
llamada del presidente colombiano Santos, quien lo quiere felicitar. De
esta forma, se expresan abiertamente dos presidentes latinoamericanos
(colombiano y panameño) como adalides de la democracia del 24%.
Toma 12: como es
habitual, la CNN confirma que el presidente nuevo hondureño es el
candidato conservador. Además, con un invitado “neutral”, Hugo
Fernández, ex vicepresidente uruguayo, ex embajador en Estados Unidos, y
asesor del Partido Nacional, se dedican a ratificar dicha victoria.
Toma 13: asoma el otro
actor clave en este guion tan bien efectuado: los observadores de la
Unión Europea que informan que las elecciones fueron muy pacíficas y
transparentes.
Toma 14: el TSE confirma
sus datos con más porcentaje escrutado (casi 54%), y amenaza con que
las fuerzas de seguridad están preparadas para afrontar cualquier
intento de desestabilización que no respete sus resultados.
Toma 15: los empresarios
hondureños se pronuncian pidiendo a los políticos que respeten los
resultados electorales vía twitter. ¿Cuán paradójico es imaginar a los
empresarios demandando respeto por la democracia a los políticos, no?
Toma 16: el TSE que
proporciona los mismos datos avanzando lo escrutado; se confirma el 61%
de participación, y una diferencia a favor del conservador por más de 5
puntos.
Toma 17: ¿quién falta en
este entierro? Sí, la Iglesia. Sin hacerse esperar, aparece ésta
entregando un informe de fe democrática al TSE en el que refrenda que la
jornada electoral discurrió en un orden perfecto.
Toma 18:
el candidato del partido liberal felicita vía llamada telefónica al
candidato conservador del Partido Nacional. En otras palabras, el
bipartidismo, como antaño, cierra filas frente a cualquier intento de
ruptura de este pacto de élites.
Toma 19:
el Partido LIBRE confirma que el 20% de actas poseen inconsistencias,
irregularidades, y manipulación, y por ende, habla por primera vez de
fraude electoral. Anteriormente había hecho lo mismo otro candidato
presidencial, Salvador Nasralla del Partido Anti Corrupción.
Toma 20:
a modo de cierre de este manual procedimental del siglo XXI en América
latina, la embajadora de Estados Unidos, a varias horas de haber
comenzado el conteo electoral, en su tercera comparecencia, y quizás
agotada por un día con tanto trabajo, volvió a sentenciar: “todo ha ido
muy bien y espero que se respeten los resultados”.
Pueden
llamarle como quiera, pero este día electoral unido al terreno abonado
en las semanas previas, constituyen un manual déjà vu, en el siglo XXI,
en Honduras.
Días
después de que el secretario de estado norteamericano, John Kerry,
dijera que se acabó la Doctrina Monroe en América latina, sucede toda
esta obra teatral, con todos sus actores y actrices: órgano electoral
constituido, embajada de Estados Unidos, apoyo de la Unión Europea, la
prensa dominante nacional, CNN como exponente de prensa internacional,
el bipartidismo político, las fuerzas militares de seguridad, los
empresarios, y la iglesia. Amén.
Alfredo Serrano Mancilla: Doctor en Economía, Centro Estratégico Latinoamericano Geopolítico (CELAG).
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jueves, 28 de noviembre de 2013
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