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Posted: 27 Oct 2013 05:00 AM PDT
“…Una
de las consecuencias más interesantes de la reducción de la fecundidad
es el cambio en la estructura por edades de la población. Ello ocurre
cuando las cohortes de menores, resultado del “boom” de nacimientos,
entran a edad reproductiva y tienen menos hijos que la generación
anterior.” Por Carlos E. Aramburú. Profesor principal de la Pontificia Universidad Católica de Perú.
La formulación de la política
pública venezolana, tal como lo exige la Constitución Bolivariana y las
distintas leyes que rigen la acción del Estado, debe ser participativa
durante todo el proceso no sólo de formación y formulación, sino de
seguimiento y evaluación de los planes, programas y proyectos que
instrumentan tales políticas.
En lo que respecta a las
políticas de juventud, hay que considerar que legalmente existen
distintas visiones respecto a la participación y los rangos de edades de
quienes participan. Por ejemplo, la Ley Orgánica de Protección a Niños,
Niñas y Adolescentes (LOPNNA), establece en varios de sus artículos que
los niños, niñas y adolescentes (12-17) tienen el derecho a participar,
a ser escuchados y a expresar su opinión para incidir en las políticas
que se formulan para cada ámbito de su vida, entre otros: salud,
sexualidad, educación, cultura, recreación y deportes. Otras leyes como
la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, admite la
participación política a través del voto a partir de los 18 años de
edad, mientras que la Ley Orgánica de los Concejos Comunales promueve la
participación a partir de los 15 años.
Lo anterior, probablemente tiene que ver con la variedad de
concepciones que se tienen sobre juventud. De hecho, es necesario
recordar que la juventud como categoría epistémica y de política
pública, no tuvo mayor relevancia hasta casi la mitad del siglo XX
debido a la ocurrencia de hechos de importancia histórica para la
humanidad como fue la II Guerra Mundial y el rol político que comenzaron
a asumir los jóvenes en las décadas de los sesenta y setenta.
En ese contexto, se iniciaron los debates sobre cuáles son las edades
que entran dentro de la categoría juventud desde una perspectiva
biologicista o los debates más sociológicos que comienzan a establecer
las diferencias entre juventud y lo juvenil, para determinar quiénes son
jóvenes y quiénes no, así mismo, evaluar el rol que ejerce la
autopercepción de juventud, respecto a cómo se viven las
responsabilidades de la adultez, para acuñar términos que permiten
explicar la vivencia de una juventud prolongada como es el concepto
“moratoria social”.
En Venezuela, la Ley Nacional de
Juventud promulgada el año 2002 establecía en su artículo 2 que la
población juvenil se correspondía a aquella entre 18 a 28 años de edad.
En la Reforma Parcial de la Ley para el Poder Popular de la Juventud de
2009, uno de los cambios incorporados fue precisamente la edad para
definir a los y las jóvenes entre las edades 15 a 30 años, exactamente
un 27.7 % de la población según el último Censo 2011.
Ahora, más allá de los debates
para definir a la juventud por las edades y las distintas leyes que
rigen para que el Estado atienda a esta población, es importante
destacar que si bien desde el año 2002 se han creado organismos con
competencia directa como fue el Instituto Nacional de la Juventud y
actualmente el Ministerio del Poder Popular para la Juventud (creado en
2011), existen una cantidad de instituciones y Ministerios que
intervienen para la atención a este grupo poblacional. Entre otros:
Salud, Educación, Educación Universitaria, Ministerio de la Mujer,
Ciencia y Tecnología, Deporte, Cultura y Turismo, además de otros
organismos con competencia más local como las Gobernaciones y Alcaldías,
que poseen institutos y programas específicos de atención a la
juventud.
Dentro de ese panorama, se
admite que el tema juventudes –en plural- es complejo no sólo por su
diversidad conceptual y sociológica, sino por la variedad de
instituciones que tienen competencias específicas en el desarrollo de
políticas públicas para este grupo poblacional, lo cual, puede incidir
favorablemente en la gestión pública en la medida que tales políticas
realmente sean políticas integrales y con visión a largo plazo.
En ese sentido, es importante
relevar que Venezuela actualmente vive un momento histórico sin
precedentes que precisamente tiene que ver con el fenómeno que se conoce
como transición demográfica o bono demográfico, que significa que el
grupo de personas en edad de trabajar o “población económicamente
activa”, ha crecido en mayor porcentaje que el grupo de menores de 15
años y mayores de 60 años que se considera el grupo de edades
“inactivas”. Las Teorías socio-demográficas y las proyecciones indican
que en un período de más de tres décadas, seguirá descendiendo la tasa
de fecundidad y aumentando la esperanza de vida en nuestro país, por lo
que la mayor parte de la población estará en edades entre 15 y 45 años,
precisamente las edades más productivas para generar todos los procesos
de formación y generación de oportunidades que el país debe aprovechar
para alcanzar sus metas de desarrollo.
Ante las perspectivas que el
bono demográfico plantea, el Ministerio del Poder Popular para la
Juventud (MPPJ), está obligado a cumplir un rol determinante en la
coordinación de las distintas políticas, en primer lugar para contribuir
a evitar la dispersión programática y de recursos, así como fortalecer
una red interinstitucional que trabaje las juventudes desde una
perspectiva transversal para aprovechar este momento único en nuestra
historia como país.
Desde el punto de vista
instrumental, el MPPJ debe considerar que desde la diversidad
institucional existe una cantidad de datos e informaciones que ofrecen
interpretaciones específicas, pero no diagnósticos integrales que
permitan establecer cadenas causales respecto a ciertos problemas, que
son fundamentales para abordar la realidad de la población juvenil
venezolana como son el embarazo temprano y la violencia social asociada a
los varones urbanos, pero también las necesidades específicas de grupos
de la población joven entre 25 a 30 años que están en proceso de
consolidación de sus proyectos de vida en los ámbitos educativos,
laborales, de vivienda y familia.
Para el Estado venezolano es
fundamental contar con datos e información actualizada, que no sólo se
genere en instituciones públicas, sino que provenga de la opinión o
percepción de lo/as mismo/as jóvenes sobre los temas que les interesen
para el desarrollo pleno de sus oportunidades, lo que en opinión de
algunos experto/as[1] sería un sistema integrado
de información cuantitativa y cualitativa, que permita analizar a
profundidad la situación actual de los jóvenes venezolanos para
planificar con mayor propiedad, pertinencia e impacto los planes,
programas y proyectos a mediano y largo plazo, que requiere la población
entre 15 a 30 años de acuerdo a sus necesidades específicas.
De acuerdo a ello, una de las estrategias que se plantea la actual
gestión del MPPJ en el marco de la Misión Jóvenes de la Patria, además
de las acciones inmediatas para atender la diversidad de demandas y
necesidades actuales de los y las jóvenes y garantizar que las políticas
sean realmente participativas, es iniciar un proceso de investigación
sobre antecedentes, datos y formulación de una línea base de indicadores
para el seguimiento y evaluación de la política pública de juventud, a
través de la revisión de cantidad de datos ya existentes: Censo 2011,
encuestas especializadas como la Encuesta Demográfica (ENDEVE), la
Encuesta de uso del tiempo libre, la Encuesta de Victimización, la I
ENJUVE realizada el año 1993, encuestas locales y sectoriales, y todo el
corpus de investigaciones cualitativas que han realizado y están
ejecutando investigadores, colectivos e instituciones venezolanas, con
la finalidad de sistematizarlas e integrarlas a la red de Centros de
Investigación del país, incluyendo el futuro Centro de Investigación
sobre Juventud adscrito a ese Ministerio.
En ese contexto, el principal
focus de la política pública de juventud centrado en la investigación y
la participación, se estructura a partir de un análisis retrospectivo
sobre las tendencias observables en los años noventa y las
transformaciones ocurridas a comienzos de siglo, así como un análisis
prospectivo sobre cuáles son los escenarios deseables para profundizar
el cambio cultural que se espera para la sociedad venezolana al 2035, a
través de la aplicación de la II Encuesta Nacional de Juventud (ENJUVE
2013), la cual, además de permitir comparar los datos arrojados por la
Primera Encuesta Nacional de Juventud (ENJUVE 1993), permitirá -si se
aplica por lo menos cada dos años- contar con un instrumento
extremadamente valioso para el seguimiento y evaluación de la política
pública de juventud, pero también, desde el análisis de sus resultados,
precisar áreas temáticas, problemas, inquietudes, necesidades y
aspiraciones de los y las jóvenes, para profundizar investigaciones
pertinentes a las necesidades reales del país.
En ese sentido, los debates
están abiertos, para apuntalar propuestas en temas que serán
fundamentales para la encuesta como son: Sexualidad, Equidad de Género y
Políticas de Juventud; Jóvenes, educación y mundo laboral; Jóvenes,
recreación, cultura y tiempo libre; Jóvenes en riesgo y políticas de
prevención; Salud Integral, percepción del cuerpo y adicciones; Nuevas
Tecnologías y medios de comunicación y Participación, asociación y
política en las juventudes.
De acuerdo a ello, decimos que
con el diseño, aplicación y análisis de la II ENJUVE 2013, se inicia un
proceso no sólo de investigación aplicada sino de diálogo y creación de
redes para la acción transformadora, que nos invita a aprovechar el
momento de la transición demográfica para el logro del país potencia que
todos deseamos.
[1] Para estos temas GIS XXI ha organizado unas mesas de
trabajo que cumplen con la finalidad de abordar y dialogar con expertos,
colectivos y funcionarios temas claves para el diseño, aplicación y
análisis de la II Encuesta Nacional de Juventud (ENJUVE 2013). Para el
tema de la mesa Juventudes, transición demográfica y perspectivas para el desarrollo, se consultaron a las Profesoras de la Escuela de Sociología de la UCV: Patricia Yáñez y Brenda Yépez.
Irama La Rosa
Directora de la Línea de Investigación Sociología del Gusto, Juventud y Cultura de GISXXI
@GISXXI
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